Hágalo Usted Mismo #DIYDonToto: Flores de cartón para llenar de color las vacaciones de invierno, por Vero Farías
¡Sean muy bienvenidos a una nueva entrega de nuestra sección #DIYDonToto, edición especial Vacaciones de Invierno! Tenemos el placer y el lujo de presentar esta gran idea desarrollada por nuestra querida amiga Vero Farías y su hija Emilia, que sigue sus pasos de creatividad en todo lo que vemos y en el reciclado como forma de entender que la posibilidad de crear está ahí, ¡al alcance de todos! :)
Vero nos propone reciclar cartón de cualquier caja que se nos cruce por el camino para transformarlo en hermosas flores de todo color y tamaño.
Pueden armar un mural de flores que decore el tiempo que quieran un rincón especial de su casa, o puede ser un mural para un festejo (¡aunque por ahora sea sólo por Zoom, que las fechas especiales ameritan ser siempre celebradas!). También pueden poner varias flores en distintos lugares del hogar, donde quieran levantar con color y alegría… ¡incluyendo la entrada del edificio! Sigámosle poniendo onda a la cuarentena ;)
Están de súper moda las mega flores, y esta es una idea linda y fácil para hacer en casa e intervenir espacios con color sin necesariamente pintar las paredes. Mismo pueden encarar esta actividad como un proceso lúdico para probar gamas de colores que luego usen en otros proyectos. ¡Las flores dan para todo! Y lo más lindo es que toda la familia puede participar en este momento de reciclado, intervención y creatividad manual :)
¡Gracias Vero por compartir este tutorial con nosotros! Los dejamos con ella ;)
¡Anticipemos la primavera reciclando y coloreando la cuarentena!
Qué necesitan
+ Cartón de cajas varias (todas sirven, como por ejemplo la de ravioles), del tamaño que quieran que sean las flores. Cuanto más cuerpo la caja, mejor.
+ Pincel.
+ Lápiz.
+ Pinturas: acrílica, a la tiza, o cualquiera que tengan que pueda cubrir bien la superficie del cartón.
+ Cinta de papel ancha de buena calidad (a mí me resulta la marca 3M), o la cinta azul, que se usa para delimitar zonas a pintar.
+ Una camisa vieja para ponerse y no manchar la ropa ;)
Paso a paso
1. Desarmar las cajas.
2. Dibujar con lápiz una forma simple de flor de cuatro o cinco pétalos.
3. Pintar los pétalos de la flor con acrílicos, pintura a la tiza o la pintura que tengan, en colores plenos.
4. Esperar a que se sequen los pétalos.
5. Una vez seco, hacer los detalles interiores con pinceladas sueltas de otro color, en forma de "coma" libre, y también puntitos al centro, para simular los filamentos. Pueden practicar y soltar la mano antes en otro cartón que tengan a mano para usar como boceto ;)
6. Una vez que la flor completa está seca, recortarla del cartón. A nosotras nos resulta más práctico cortar una vez pintadas, pero se puede hacer al revés (recortar y después pintar).
7. Fijar las flores en el espacio elegido con las cintas indicadas.
Fondos posibles para que se luzcan más
+ Papel madera: forrar una pared o parte de pared con ese material. Le suma mucha calidez y vibra natural a las flores ;)
+ Una pared de color pleno que nos guste como combina con nuestra gama de flores.
+ Papel afiche de cualquier color, ¡el que les guste a ustedes!
+ Telas que tengan y quieran darles un nuevo uso.
Último TIP que nació de un hecho fortuito
Para acomodar, apoyé una flor sobre un banquito, y me gustó tanto que se me ocurrió que podía ser una buena tapa decorar ese banquito y usarlo para apoyar cosas (no para sentarse), como si fuera una mesita auxiliar ;) Para hacer eso, es importante reforzar la flor cortando varias capas de cartón corrugado y que la última sea el diseño pintado.
Esperamos que les haya gustado esta gran idea, fácil de hacer en familia y que requiere poca plata. ¡Las flores gigantes son súper tendencia, disfruten el proceso de reciclar e incorporarlas en sus casas!
Más sobre Vero Farías
Diseño y desarrollo objetos deco con una impronta artesanal vintage. Los materiales nobles son parte fundamental de mi marca. Soy ferviente defensora de la artesanía como parte de la cultura visual.
Nací en Huinca Renancó, un pueblo del sur de la provincia de Córdoba. Desde muy chica tuve una marca inclinación por lo artístico y estético. Mi infancia fue clave: hice varios años de danza contemporánea, que fue un disparador para el desarrollo de mi creatividad. Mis dos padres son habilidosos y creativos, por lo cual siempre fui incentivada. Ahora que recuerdo, vivía cambiando los muebles de mi cuarto, haciendo casitas con cajas de cartón…
A los 18 años partí a estudiar Diseño en Comunicación Visual en La Plata. Durante la carrera trabajé en diseño y también hice productos y objetos de decoración. La nostalgia, o tal vez el querer tener algo de mi infancia y de mi pueblo, hizo que me rodeara de viejos objetos familiares, objetos con historia, vividos. Siempre me gustó crear mi propio espacio. Siempre estuve entre la compu y lo manual, entre lo rústico y lo romántico.
En 1997, con el título ya bajo el brazo, me mudé a Buenos Aires, ciudad que me atrapó desde el primer momento. Ya de novia con Martín (hoy mi esposo y mi compañero de ruta desde hace 30 años), empecé a recorrer el interior del país buscando artesanos e investigando nuevos materiales para trabajar, como el alambre de fardo (cuanto más oxidado mejor), las hojas de palma (para hacer nueva cestería), semillas, yuyos del campo… ahí empezó a nacer “Vero Farías” como marca, con una impronta nacional y artesanal (aunque tuve dos marcas antes de esa: Rancho Chic y Ramona García).
Recién llegada a Buenos Aires caminaba la calle Arenales vendiendo en los locales mis arbolitos, toparios y otros productos míos y también trabajé un tiempo en una casa de decoración de esa vía tan emblemática para el diseño y decoración, hasta el 2001 que cerró.
Aún sin nada muy sólido, en un 2001 bajo plena crisis, decidí apostar más fuerte y saqué un pequeño crédito. Pese a todo decidí seguir adelante y quedarme en el país. Fue muy duro pero nunca me di por vencida. Las cosas empezaron a funcionar. La necesidad de nuevos productos, de sentido de lo nacional, ayudó para salir adelante.
Poco a poco surgió la necesidad de buscar un espacio propio para exhibir mis productos y en el 2004 alquilé un departamento de un ambiente con estilo francés, en Tribunales, que empezaría a llamar “sucucho”, por lo mínimo que era… pero era un lugar con encanto.
La decoración surgió sin darme cuenta, como un complemento. Un día vino un amigo y me preguntó si me animaba a decorar su casa y ahí arrancó todo… el boca en boca fue mi difusión y también participar en cuanta feria hubiera. Participé en Feria La Unidad de SI, EMA, Embajada Británica, Los Lagartos Club, Museo Metropolitano y Estilo Pilar (la última que fui fue en 2009, porque en el 2010 nació Emilia y cambió mi ritmo). Mi regreso a las ferias, ya con Emi mucho más grande, fue en Cultura Retro. Ella inclusive tiene su tiendita propia, La Tiendita de Emi Davidson ;)
Buscando más espacio me mudé y el sucucho pasó a ser “Flor de Sucucho”. Tengo clientes en todo el país y por mucho tiempo trabajé diariamente con colaboradoras. Nada hubiera sido posible sin la ayuda de Martín y mi familia, y también de un mentor, mi abuelo Wilfredo, mi modelo a seguir. Él me enseñó el valor del trabajo: trabajar fuerte, amar lo que se hace, con responsabilidad, disciplina, tesón.
Me gusta descubrir lugares de otra época, como bazares, tiendas, mercerías, y ver cómo vive la gente. TODO ME INSPIRA. Lo puedo aplicar en un nuevo producto o usarlo para decorar.
Camino mucho, soy muy inquieta. Soy una buscadora de objetos. Armar rincones es mi debilidad, y también me gusta reciclar, dar vida a aquello que parece olvidado.
Busco equilibrio… todo vuelve a ser usado, pero tal vez no con el uso que se le daba en su momento. En las ambientaciones me involucro en cada detalle y charlo mucho con mis clientes.
Si bien me fui aggionarnando con el tiempo, mi esencia jamás cambio. Mi estilo es atemporal y respeta que todo tiene un tiempo, un proceso.
Vero Farías
WhatsApp: +54 9 11 5007-7475